dijous, 14 d’abril del 2016

MUJERES EN LA MITOLOGIA

MUJERES VÍCTIMAS

El mito de Casandra
Casandra es hija de Príamo y Hécuba y es hermana gemela de Héleno. Al nacer, se hizo una fiesta en el templo de Apolo, en las afueras de Troya.
Al anochecer, los padres se marcharon y dejaron a los bebés en el templo por un olvido. Al día siguiente, cuando regresaron a recogerlos, los gemelos estaban dormidos y dos serpientes les pasaban la lengua por los órganos de los sentidos para purificarlos. Los padres empezaron a gritar de angustia, ante lo cual las serpientes se retiraron. Fue así como Casandra y Héleno tuvieron el don profético cuando fueron adultos.
Apolo le escupió en la boca y le retiró el don de la persuación, por lo que aunque ella dijera la verdad, nadie le creería.
 Posteriormente, cuando los aqueos se reparten el botín, Casandra es entregada a Agamenón, quien se enamora perdidamente de la joven. Ella se había mantenido virgen hasta el momento, pero ahora le pertenece a Agamenón y de él tiene aparentemente unos gemelos llamados Teledamo y Pélope.
Según una versión, cuando Agamenón llega a Miscenas, su esposa Clitemnestra lo mata y asesina a Casandra por celos, aún cuando ella misma tenía un amante.


Ifigenia
Ifigenia es una de las hijas del rey Agamenón y Clitemnestra.
Agamenón se había ganado la cólera de la diosa Artemisa, ya que su gente caza a uno de los venados sagrados de la diosa. Debido a esto, la flota aquea del rey que venía de luchar en Troya estaba detenida en Aulide sin poder partir.
El adivino Calcante fue interogado para saber cómo apalcar a la diosa, y la respuesta fue que se debía sacrificar a Ifigenia en nombre de la diosa Artemisa, para que ésta los dejara partir. El rey al principio se negó, pero al no haber otra solución, consintió en hacer el sacrificio.
Así, mandó a llamar a su hija que se encontraba en Micenas con su madre, con el pretexto de prometerla al héroe Aquiles. Cuando llegara, el adivino Calcante sería el encargado de inmolarla en nombre de la diosa encolerizada.
Según cuenta la versión más conocida, cuando Ifigenia llegó y el sacrificio se iba a realizar, la diosa se apiadó de la joven, y puso en su lugar una cierva. Se llevó a Ifigenia a Tauride, donde la convirtió en su sacerdotiza.
Sin embargo, existen varaciones sobre el tema, según la versión de Sofocles, el sacrificio sí ocurre y esto se convierte en la justificación del crimen que Clitemnestra comete contra su marido Agamenón cuando él regresa, pues ella debía vengar la muerte de su hija.
Sobre su muerte o final se conoce poco. Se cree que Artemisa le concedió la inmortalidad y la identificó con la diosa Hécate. También, se piensa que se casó con Aquiles secretamente cumpliendo así el engaño de su padre cuando iba a ser sacrificada.



Dafne
Perseguida por Apolo, Dafne huyó hasta que, al punto de ser alcanzada, suplicó a su padre que la transformase. Fue convertida en laurel, la planta predilecta del dios. De hecho, Dafne significa "laurel" en griego.
Existe una variante laconia del mito. Dafne era hija de Amiclas. Amante de la caza y de carácter esquivo, no vivía en las ciudades y se pasaba el tiempo corriendo por los montes. Era la favorita de Ártemis. Leucipo, hijo del rey de Élide, se enamoró de ella y, para acercarse a ella, se puso un vestido de mujer y se mezcló con sus compañeras. Dafne le cobró afecto bajo su disfraz, y jamás se separaba de él. Entonces, Apolo, que se sentía celoso, inspiró a Dafne y a sus compañeras el deseo de bañarse en una fuente. Leucipo se resistía a desnudarse, pero sus compañeras lo obligaron, y al descubrir que se trataba de un hombre, se arrojaron sobre él con sus lanzas, pero los dioses lo volvieron invisible. Apolo se precipitó para coger a Dafne; sin embargo, ésta consiguió huir y, a ruego suyo, Zeus la transformó en laurel.



Danae
Hija de Acrisio, rey de Argos, y Eurídice.
El oráculo había predicho que el hijo de Dánae (Perseo) mataría a su abuelo Acrisio, así que éste la encerró en una torre de bronce (o en una cueva).
Zeus la poseyó en forma de lluvia de oro y de ahí nació Perseo, que fue abandonado junto con su madre en un cofre en la isla de Séfiros esperando la protección de Zeus.
Dictis, hermano del tirano Polidectes los recogió allí a ambos. El tirano se enamoró de Dánae y envió a Perseo a por la cabeza de Medusa, para intentar violarla. Cuando Perseo regresó con la cabeza y se enteró, convirtió en piedra a Polidectes y a sus compñeros, otorgando a Dictis el trono de la isla y marchó de Séfiros.
Dánae regresó a Argos con su madre Eurídice y Perseo fue en busca de Acrisio.




Ariadna
Ariadna es la hija del rey Minos y Pasifae de Creta. Su padre tenía en un laberinto al minotauro, a quien había que alimentar con gente ateniense cada nueve años.
La tercera vez que los atenienses debían pagar su tributo, Teseo, -hijo de Egeo, el rey de Atenas- se ofrece a ir y matar al minotauro. El problema era que el minotauro vivía en un laberinto del que no se podía escapar.
La hija de Minos, Ariadna vio a Teseo y se enamoró de él, por lo que decidió ayudarlo con la condición de que se casara con ella y se la llevara lejos de su temible padre.
Teseo aceptó, y así fue como Ariadna le regaló un ovillo para que una vez en el laberinto, fuera desenrrollándolo y pudiera servirle de guía al regreso e indicarle el camino de regreso.
Cuando Minos supo que Teseo había matado al minotauro montó en cólera por lo que Teseo tuvo que apresurarse en la huída en la que lo acompañó Ariadna. Pero ella nunca llegó a ver la tierra de Teseo, Atenas, pues en una escala que él hizo en la isla de Naxos, la abandonó dormida en la orilla.
Las versiones de esta traición varían mucho y se han hecho un sinnúmero de hipótesis. Se ha dicho que Teseo dejó a Ariadna en la playa porque estaba enamorado de otra mujer, también que fue por orden de los dioses, o sino que mientras ella se encontraba en la playa recuperándose de un mareo, él regresó al barco, y este sarpó impulsado por un misterioso viento.
Pero, Ariadna no se amilanó mucho y olvidó sus penas de amor con el dios Dionisio, quien se había enamorado profundamente de ella. Se casó con ella y la llevó al Olimpo. Como regalo de bodas le dio una diadema de oro que hizo Hefesto y que luego se convirtió en constelación.
Sus hijos con Dionisio fueron Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto.
Su muerte es objeto de varias versiones pues hay quienes dicen que Artemisa la mató, cumpliendo órdenes de Dionisio. Pero también hay quienes opinan que ella murió en la isla de Naxos, donde Teseo la había abandonado cuando ella dio a luz.


Antíope
Zeus se unió a la bella Antíope en forma de Sátiro y engendró con ella dos gemelos: Anfión y Zeto. Avergonzada, Antíope se escapó y se refugió en Sición. Su padre se suicidó y encargó a su hermano Lico la venganza.
Lico tomó la ciudad de Sición y mató a su rey Epopeo, trayendo a Antíope como prisionera a Tebas, camino de donde dio a luz a sus gemelos, que fueron abandonados en el monte por orden de Lico y recogidos por unos pastores.
Una noche, Antíope pudo escapar de los malos tratos que recibía porque sus cadenas cayeron y huyó justamente a la cabaña donde vivían sus hijos.
Ellos, que no la habían reconocido, la entregaron a Dirce, pero cuando el pastor les dijo que era su madre, fueron a buscarla y mataron a Dirce y a Lico.
Dioniso, enfadado por la muerte de Dirce, hizo que Antíope enloqueciera y errara por Grecia, hasta que un día se curó y se casó con Foco.



MUJERES TERRIBLES

Hipodamía
Hipodamía era una de las mujeres más hermosas de su generación. Era hija de Butes o de Adrasto, rey de Argos, y esposa de Pirítoo, el rey de los lápitas.
El día de su boda Piritoo invitó a un fastuoso banquete a todos los habitantes de la región, incluidos los centauros. Pero éstos, que nunca habían probado el vino, se emborracharon y raptaron a Hipodamía, junto al resto de las mujeres e incluso a algunos hombres jóvenes que habían acudido al banquete. Éste fue el origen de la famosa guerra entre centauros y lápitas, que acabó con la derrota de los primeros, gracias a la intervención de Pirítoo y de su fiel amigo Teseo.



Fedra
Fedra era una princesa cretense, hija de Minos y de Pasífae, y hermana de Ariadna. Fue raptada por Teseo, tras abandonar éste a su hermana Ariadna, para casarse con ella. De esta unión tuvieron dos hijos: Acamante y Demofonte.
Fedra se enamoró del que era su hijastro, Hipólito, hijo de Teseo y la reina de las amazonas Antíope (también llamada Melanipa o Hipólita), pero Hipólito rechazó sus insinuaciones, por lo cual Fedra, despechada, lo acusó ante su padre de haber intentado violarla y se suicidó. Irritado, Teseo entregó a su hijo a la furia de Poseidón, quien envió un monstruo marino que espantó a los caballos de Hipólito, que fue arrastrado y resultó gravemente herido. Artemisa reveló entonces que Afrodita les había tendido una trampa, y padre e hijo se reconciliaron antes de que Hipólito muriese.



Escila
Escila es una figura conocida sobre todo por la Odisea, donde aparece como mons­truo marino junto al torbellino Caribdis, formando un peligroso estrecho -probablemente el de Mesina- completamente imposible de navegar. Antes de esto había sido una hermosa ninfa marina que se ha­bía permitido rechazar a multitud de pre­tendientes.
Entre todos los que habían pretendido sus favores estuvo el dios marino Glauco, cuya primera forma fue la del mortal Glaucis. Pero posteriormente fue transformado en tritón, con cabeza y torso de hombre, y cola de pez, cuando puso sus pies sobre un arroyo virgen siendo pescador. Vació su red sobre la hierba para contar su pesca y los peces recobraron la vida y regresaron al mar. Sorprendido, Glaucis probó la hierba y experimentó una irrefrenable ne­cesidad de sumergirse en el agua. Así lo hizo y fue recibido por los dioses del mar, que le dieron la inmortalidad y su nuevo aspecto.
Escila, a quien le contó este cuento, no mostró interés en él, de manera que Glauco consultó a la hechicera Circe. Le pidió que le diese hierbas mágicas para conquistar a Escila, pero Circe le advirtió que no lo hiciese, a la vez que le declaraba su amor. El agua contami­nada transformó a Escila en un monstruo con 12 patas y seis cuellos, rematados con una horrible cabeza cada uno. Según Ovi­dio, su vientre estaba cubierto con cabezas de perros ladrando de aspecto similar al de Cerbero.



Erifila
Erifila hija de Tálao y hermana de Adrasto, fue la esposa de Anfiarao de Argos y la madre de Alcmeón. Erífile persuadió a Anfiarao para participar en el asalto que dio origen al relato mítico de los siete contra Tebas, aunque sabía que moriría. Había sido convencida por Polinices, quien le ofreció el collar de Harmonía a cambio de su ayuda.
Moribundo, Anfiarao encargó a sus hijos Alcmeón y Anfíloco que vengasen su muerte, y tras su fallecimiento, cumpliendo la profecía, Alcmeón mató a su madre. Fue perseguido por las Erinias mientras huía por toda Grecia, llegando finalmente a la corte del rey Fegeo, quien le dio a su hija en matrimonio. Exhausto, Alcmeón pidió un oráculo sobre cómo apaciguar a las Erinias, y le fue dicho que tenía que pararse donde el sol no brillaba cuando mató a su madre. Este lugar era la desembocadura del río Aqueloo, que se había encenagado. Aqueloo, el dios de ese río, le ofreció a su hija Calírroe en matrimonio si recuperaba el collar y las ropas que Erífile llevaba cuando persuadió a Anfiarao de que tomase parte en la batalla. Alcmeón le había dado estas joyas a Fegeo, quien hizo que sus hijos matasen a Alcmeón cuando descubrió su plan.



Las amazonas
En la mitología griega, una nación de mujeres guerreras con quienes los griegos combatieron a menudo. La historia de las Amazonas probablemente se originó en una variante reiterada en muchas culturas respecto de una tierra tan remota que superaba los conocimientos geográficos griegos. Los cuentos comenzaron a acumularse.
La leyenda de las Amazonas mezcla mitología, tradición e historias muy antiguas. Según los investigadores, estas tribus capturaban hombres para forzarlos a convivir con ellas hasta que quedaban embarazadas. Luego los mataban o expulsaban de sus tierras. Los hijos varones eran muertos o devueltos a sus padres y las mujeres, conservadas para mantener la cohesión del conjunto.
Varios héroes griegos debieron enfrentarse a las Amazonas: Belerofonte, que primero debió matar a la Quimera, un monstruo mitad león mitad dragón con cabeza de cabra que echaba fuego, que en sus ratos de ocios se atragantaba con rebaños enteros de ovejas. Belerofonte montó al maravilloso caballo Pegaso, alado y volador, y enfrentó a la bestia. La mató rápidamente. Famoso por su hazaña se le encargó enfrentar a las Amazonas y nuevamente el héroe hizo estragos.


Danaides
Las Danaides eran las 50 hijas del rey norte-africano Danao. Después de un conflicto con su hermano, el rey huyó con sus hijas a Argos, en Grecia. Los 50 hijos de Egipto las persiguieron para reclamar a sus hijas como esposas. Danao accedió, pero le dio a cada hija una daga para poder matar a sus esposos durante la noche de bodas. Todas las hijas hicieron lo que su padre les había dicho, pero Hypermnestra estaba enamorada de su marido, Linceo, y se aseguró de que no sufriese ningún daño. Horacio narró la terrorífica noche de bodas: «Fueron crueles, ¿qué más podrían haber hecho? Fueron crueles, pudiendo usar el acero inmisericorde para matar a sus maridos. Sólo una de entre tantas mantuvo la llama de su matrimonio traicionando a su padre desleal. Los tiempos venideros verán honrar a esta virgen».
Hypermnestra fue encerrada por orden de su padre hasta la celebración de un juicio, pero Afrodita intervino para liberarla. El resto de Danaides se purificaron en un ritual ordenado por Zeus con Hermes y Atenea y volvieron a casarse con hombres de Argos que en un principio no mostraron interés por tomarlas como esposas. Danao, no obstante, les ofreció gran cantidad de regalos de bodas y organizó competiciones para que los ganadores pudiesen elegir entre sus hijas.
Después de su muerte, las Danaides aún fueron castigadas por su horrible crimen, ya que fueron enviadas al Tártaro para cargar agua en recipientes sin fondo durante toda la eternidad.



EL CALENDARI ROMÀ

Cronologia

Els romans van utilitzar diferents sistemes:
• Fixar-lo a partir del començament de l’era romana, que tenia com a any 1 el de la
fundació de la ciutat. Per a ells, per tant, l’any del naixement de Crist (l’any 1 de
l’era cristiana) fou el 753 a.u.c.

• A partir del començament de l’època de la República, amb la instauració del consolat,
 el sistema més utilitzat era indicar la data mitjançant els noms dels cònsols d’aquell any.

• El sistema menys freqüent era el que podríem anomenar era republicana, que
prenia com a any 1 el de l’expulsió dels reis, any 509 aC (post reges exactos).
Per tant, l’any del consolat de Ciceró i de la conjuració de Catilina, l’any 63 aC, es
podria indicar de les tres maneres següents:

DCXC ab urbe condita.
Any 690 de la fundació de Roma.
M. Tulio, C. Antonio consulibus.
Any en què van ser cònsols Marc Tul·li i Gai Antoni.
CDXLVI post reges exactos.
Any 446 de l’era republicana, és a dir, després de l’expulsió dels reis.

El calendari primitiu

El calendari primitiu tenia les característiques següents:
• Pel que sembla, era de base lunar; el començament dels mesos coincidia amb l’aparició
de la lluna nova i la seva duració era la del cicle lunar: 28-29 dies.
• Tal com es dedueix dels noms primitius dels mesos, formats a partir dels adjectius
numerals, els romans només comptaven 10 mesos.

L’any

El calendari va ser reformat i modernitzat a partir de l’època etrusca (segles VII-VI
aC), tot i que els historiadors romans atribuïen aquesta reforma, que va ser vigent
fins a la fi de l’època de la República, al llegendari rei Numa. L’any es va
dividir en dotze mesos a còpia d’afegir els de gener i febrer entre desembre i març.

Alguns mesos van continuar tenint una duració ajustada a l’antic sistema lunar, és a
dir, de 29 dies: gener, abril, juny, agost, setembre, novembre i desembre. El febrer
tenia 28 dies i la resta, 31. Era un any, per tant, de 355 dies. E
Els mesos

Els sis primers mesos s’anomenaven amb un nom derivat de la divinitat o culte a
què estaven consagrats:
Januarius (gener), pel nom del déu llatí Janus, invocat en els inicis de totes les
activitats. També estava dedicat a ell el primer dia de cada mes.
Februarius (febrer), divinitat que personificava la purificació pública a què
Roma se sotmetia des dels temps primitiusm en la transició de l’any
Martius (març), per Mart, que era el protector per excel·lència del romà, com a
agricultor i com a soldat: totes dues activitats tenien el seu començament en
aquesta època de l’any
Aprilis (abril): nom d’interpretació dubtosa; probablement deriva del nom etrusc
de la deessa grega Afrodita (Apru). Com a mes primaveral per excel·lència, estava
consagrat a la deessa Venus
Maius (maig): en honor, sembla, de la deessa Maia, mare de Mercuri. Els romans
l’anomenaven Bona Dea i la seva festa se celebrava aquest mes.
Junius (juny), perquè estava consagrat a Juno, esposa de Júpiter i protectora de
les dones.
La resta de mesos conservaven el nom primitiu, derivat de l’ordre en què estaven:
quintilis, sextilis, september, october, november, december.


Els dies

Dias fasti i nefasti

En el calendari es fixaven els dies que, per motius religiosos, eren no hàbils per reunir
el poble en assemblea o per celebrar judicis. Aquests dies eren els nefasti (n);
eren gairebé la tercera part de l’any durant la República, i en l’època de l’Imperi van
arribar a ser la meitat dels dies de l’any. La resta dels dies eren anomenats fasti (f) o
hàbils.

Dies festius
Cada vuit dies n’hi havia un de descans (nundinae); era el dia de mercat, aprofitat
també per resoldre qüestions oficials, anar a les termes, visitar els
amics i els parents, etc. També hi havia els dies de les grans festes religioses (feriae) i
els dels ludi o jocs civicoreligiosos, que van augmentar força durant l’època imperial.

La setmana
A mitjan l’època de l’Imperi (segle II) es va establir la setmana de set dies (septimana);
es consagrava cada dia a un astre: dilluns, Lunae dies; dimarts, Martis dies;
dimecres, Mercurii dies; dijous, Iovis (de Júpiter) dies; divendres, Veneris dies; dissabte,
Saturni dies; diumenge, Solis dies.
A partir del segle IV, després de la implantació del cristianisme com a religió oficial,
van ser substituïts els noms dels dos darrers dies pels de sabbatum (de sàbat, festa
dels jueus) i dies dominica (dia del Senyor).

La data
Els romans tenien un sistema molt complicat de datar els dies del mes, heretat del calendari
lunar primitiu; no els numeraven de l’1 al 31, cada mes hi havia tres dies clau:
• El dia de començament, anomenat kalendae (d’aquí ve calendari), que devia
coincidir en principi amb la lluna nova.
• El que es corresponia amb la lluna plena, anomenat idus, i que era una data
mòbil: uns mesos coincidia amb el nostre dia 15 i d’altres, amb el 13.
• El tercer era una data intermèdia, vuit dies abans de les idus , i s’anomenava
nonae.
Els romans dataven la resta dels dies en relació amb aquestes tres dates clau:
• En la primera meitat del mes, des de les kalendae fins a les nonae eren els dies
sextus, quintus, cuartus, etc., ante nonas.
• Els vuit dies des de les nonae fins a les idus es restaven a partir del de les idus.
• En la segona meitat es datava a còpia de restar de les kalendae del mes següent.
• En aquestes restes s’incloïa el dia de la data clau; per això l’antevigília d’una data
clau era «el tercer dia abans de»


Les hores del dia i la nit

El sistema romà s’ajustava totalment a l’horari solar. El període amb llum  estava
dividit en dotze hores; com que el període de llum augmentava a mesura que els 
dies s’atansaven al solstici d’estiu i disminuïen a partir de llavors, la duració de
les hores també augmentava i disminuïa.
També feien servir rellotges d’aigua (horologium ex aqua o clepsydra).
Les hores s’anomenaven amb el numeral ordinal corresponent: hora prima era
l’hora de l’alba (oscil·lava entre les cinc i les vuit actuals); hora sexta (origen dels
mots sesta, en català, i siesta, en castellà) era la del migdia; la duodecima, anomenada
també suprema, era la de la posta del sol. El període anterior al migdia s’anomenava
ante meridiem (a.m.) i el posterior de meridie (d.m.).
La nit no es dividia en hores sinó en quatre períodes iguals, la durada dels quals lògicament
també variava segons les estacions, anomenats vigiliae (prima, secunda, etc..

Activitats diàries

El romà es llevava i se n’anava a dormir amb el sol. L’activitat laboral acabava al migdia.
Els romans feien tres àpats al dia: l’esmorzar (ientaculum),
un menjar lleuger (prandium) al migdia i un
menjar principal (cena) a la tarda, a l’hora decima,
entre les dues i les quatre.
Entre el prandium i la cena hi havia el temps reservat
per a les activitats domèstiques, la migdiada, l’exercici
físic, la visita a les termes, etc.
Tot el que hem explicat era aplicable, naturalment,
al ciutadà mitjà, habitant de Roma i de qualsevol de
les grans ciutats de l’Imperi.